La empresa familiar para el joven.
¿ Etapa , meta o condena ?
Psic. Wildo
Perdomo
Terapeuta Familiar Sistémico
Consultor de Empresas
Familiares
¿La empresa se debe a la familia, o la familia se debe a la empresa?
La mayor parte de los artículos,
libros, talleres, conferencias sobre la Empresa Familiar, versa entre otros
temas sobre la necesidad de cautelar el inestable equilibrio entre familia y
empresa, vital para la supervivencia de la empresa familiar.
Desde esta perspectiva es
ineludible la consideración de la simultánea evolución de la empresa y de la
familia, que si bien transcurren en
forma independiente, sus respectivos crecimientos pueden afectar la eficiencia
y eficacia de la gestión de la Empresa Familiar, en la medida en que se va
desarrollando una estructura que atienda a las necesidades de una y otra. Y
como suele ocurrir que la familia tiene un índice de crecimiento mayor que la
empresa, existe una fuerte tendencia a controlar la amenaza de dicho
desequilibrio recurriendo a la regulación del ingreso de los integrantes de la
familia a la empresa.
Los jóvenes ante la Empresa Familiar
Esta perspectiva nos introduce a
la consideración de otro equilibrio: por un lado las expectativas familiares de
contar con el esfuerzo comprometido de todos sus integrantes, y por otro lado
las expectativas de sus miembros jóvenes, en edad de definir sus preferencias
vocacionales y ocupacionales. Se juegan en la dinámica de este equilibrio tanto
el éxito de la gestión de la empresa, como la satisfacción y desarrollo
personal de los jóvenes pertenecientes a familias empresarias.
En tiempos pretéritos, en que las
familias cumplían fundamentalmente una función de reproducción y supervivencia,
y constituían una unidad productiva, no existían prácticamente dudas al
respecto: a cada uno le correspondía un rol y una tarea, acorde a su género y
edad, establecidos por los usos y costumbres de la época, bajo el mandato del
"pater familias", o quien hiciera sus veces.
El nuevo marco de referencia
Actualmente nos encontramos con
un panorama completamente diferente: se reconocen los derechos de la mujer, de
los niños y adolescentes, y se suceden por oleadas las nuevas pautas
culturales, con fuerte impacto en valores, modelos y creencias, que determinan
asimismo actitudes y comportamientos.
En este nuevo y cambiante marco, que
se ha dado en llamar "Posmodernismo", incide fuertemente el impacto de las tecnologías
de la información, y una globalización que desborda fronteras difundiendo efectos
económicos y culturales, con un nuevo papel de los medios como creadores de
realidades y valores. A nivel individual, se manifiesta la impronta de una
mezcla de pragmatismo, hedonismo e individualismo, que se corresponde con una
vivencia de libertad ilimitada de opciones.
Mirando desde el lado de los jóvenes
Posicionándonos del lado de los
jóvenes que hoy deben responder al desafío de incorporarse a la empresa
familiar, es oportuno explorar algunas consideraciones sobre los riesgos y
las oportunidades que conlleva dicha
decisión.
La condena
Como punto inicial, el proceso de
motivación que determina básicamente cualquier toma de decisión suele iniciarse
por una tensión fruto de una necesidad insatisfecha, que impulsa un
comportamiento en la búsqueda de la reducción de la tensión. Si la necesidad
apunta a un proceso de diferenciación y emancipación del joven, para lo cual
necesita obtener sus propios ingresos, pueden caer, tanto el joven como los
responsables adultos de la Empresa Familiar, en la trampa de intentar
satisfacer esta necesidad de autonomía en el marco de una nueva dependencia, si
el "contrato psicológico" estableciera para el joven la obligación de
comprometerse con la empresa familiar, como forma de compensar todo lo recibido
durante su vida, y para el adulto la posibilidad de contar con mano de obra
confiable y a buen precio.
Como resultado de esta trampa, puede obtenerse
por parte del joven la vivencia de una "condena" sin definición de
tiempo, de la que no puede zafar so pena
de ser considerado o considerarse a sí
mismo un ingrato o malagradecido. Por parte del adulto, la constatación de la
falta de entusiasmo puede generar vivencias de desilusión, generadoras de
reproches que pueden agravar la situación e incluso afectar el vínculo.
La etapa
Si el ámbito familiar, además de
vehiculizar valores, modelos, creencias y expectativas respecto de la elección
vocacional-ocupacional, permite el suficiente espacio para una elección libre,
y el joven pueda sentirse habilitado para una elección diferente sin culpa en
un contexto socio-cultural con toda la multiplicidad de alternativas, es dable que el joven pueda aprovechar un
período de transición con una experiencia laboral en la empresa familiar, que
no comprometa su futuro y no oficie como impedimento para el libre desarrollo
de su vocación. Si además tiene el "permiso" a equivocarse y explorar
nuevas alternativas, puede incluso volver a incorporarse a la empresa familiar
con el valioso aporte de su experiencia en otros ámbitos, circunstancia que
muchas empresas familiares fomentan e incluso ponen como condición para la
incorporación a la empresa familiar.
La meta
Las Empresas Familiares se han
diferenciado siempre por la fortaleza de
sus valores, y una "imagen de marca", muchas veces sustentada por su
propio apellido. Esta marca para el mercado, es para la interna de la familia
un importante factor de identidad, fuente de orgullo y legítima autoestima. El
joven que ya ha tenido una experiencia directa (cuanto más rica mejor) con el
contexto socio-cultural, estará en
condiciones de valorar la importancia de ese "legado" que trasciende
generaciones, y que podrá constituir el
ámbito de su elección para desarrollarse como persona, a la vez que cumple con
el rol de preservar ese patrimonio, y responsabilizarse por trasmitirlo a las
siguientes generaciones. Ello requerirá por parte de los adultos responsables
el ir incorporando al joven a las actividades de la empresa familiar, no
solamente como mano de obra barata y confiable, sino como preparación para
quien deberá algún día, proceso de transición mediante, hacerse cargo de un
rol, e incluso de su dirección . Las empresas que han logrado sobrevivir más
allá de la tercera generación, han desarrollado programas y procedimientos
específicos para esta preparación, estableciendo metas y generando expectativas
claras para todos los involucrados.
Una (o las necesarias)
conversaciones abiertas acerca de la definición de un proyecto de vida, pueden
habilitar a tiempo al joven para expresar sus intereses y necesidades, con la
seguridad de ser comprendido, y a su vez poder comprender y valorar el contexto
de la Empresa Familiar como una formidable oportunidad para elegirla. O no.